Venezuela invicta, Venezuela perfecta. La fase de grupos de la Vinotinto Sub 20 fue más que soñada: tres victorias en tres cotejos, con 10 goles a favor y sin recibir ninguno, mostrando un juego muy sólido, parejo y de alto nivel. Es normal la emoción de todos (grupo, directivos, opinión pública) pero debe hacerse una correcta canalización de ellas, a fin de encarar el próximo compromiso con estabilidad emocional y mental.
La primera fase del Mundial acabó. Para varios equipos significa una oportunidad de hacer las cosas mejor, pero para otros (como el caso de Venezuela) deben continuar demostrando que están en un buen momento, y seguir dando pasos para adelante. El hecho de tener una buena primera fase no implica que la segunda sea de color de rosa: cambia el modo de competencia a eliminación directa en un solo partido y sin posibilidad de empatar. De ahora en adelante, un mal resultado te manda a casa.
El objetivo de este ejercicio profesional es el siguiente: darle un cierre productivo a la primera fase del torneo, y preparar la apertura de la fase final del Mundial. Además de utilizar el método “Triple A” (consultar el primer ejercicio vs Alemania), este trabajo implica un manejo importante de la “Inteligencia Emocional”.
No podemos abrir un ciclo, sin cerrar el previo.
Lo principal a realizar en el trabajo con el grupo es digerir la fase como un todo. En ese caso la “Triple A” es un excelente manera de llevarlo a cabo. Sin ahondar en detalles, lo principal a aterrizar es que los equipos que Venezuela enfrentó subestimaron el torneo y a los rivales, mientras más se avance en el Mundial, los equipos serán más difíciles. Se aplaude la actuación perfecta, la valla imbatida y daría especial atención al caso Vanuatu: cuando México y Alemania pudieron ganar por un gol de diferencia, Venezuela fue aplastante, con 7 goles de ventaja. En “actuar” vendría lo arriba citado, cerrar la fase de grupo y sacar el jugo a la experiencia.
Si hay algo vital en un torneo de alta complejidad como un Mundial es el hecho de trascender en el mismo de manera integral, y saber cómo hacerlo. En el año 2009, España pasa a segunda fase de manera invicta: le gana a todos sus rivales con autoridad (incluyendo Venezuela), sin recibir goles, pero en octavos de final cae 1-3 ante Italia, que venía de ser tercera de su grupo. España pasó de fase deportivamente, pero en su pensamiento pretendían seguir el paso demoledor de la fase de grupo, es decir, “mi mente se quedó en el Grupo B”.
Venezuela debe cerrar la fase de grupo, su mente debe trascender a segunda fase junto a lo que logró en la cancha. Para realizar el cierre hay que ver el camino que se recorrió, que se logró y las herramientas necesarias para octavos de final. Cerrar implica sacar conclusiones, es quedarse con lo bueno, es ponerle atención a las cosas que se pueden mejorarse, y por sobre todas las cosas, decir “vamos a una nueva fase, debemos estar preparado para ello”.
¿Qué pasaría si seguimos con la misma mentalidad de la fase de grupo si vamos tan bien? Bueno, yo no lo recomendaría. Principalmente porque el sistema de competencia cambia, los rivales cambian y el rango de error se hace mínimo (por no decir que desaparece). Cerrar el ciclo permite encarar el siguiente partido sin la presión de la perfección acumulada, manteniendo el nivel deportivo y concentrando la motivación en lo que hay que hacer, en vez de lo que ya se ha hecho.
Inteligencia Emocional: ¿Qué se hace con tantas emociones?
Ahora sí, es momento de encarar los octavos de final vs Japón. Si todo el ser (mental, emocional, deportivo y físico) pasó a la segunda fase del torneo, es hora de saber utilizar todas las emociones a favor. Para eso, la inteligencia emocional resulta muy importante para poder manejar las cosas que se sienten, evitando la reacción primaria.
Daniel Goleman (1995) define la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer, administrar, manejar y motivar emociones propias y con efecto en el entorno”. Según Goleman, los elementos de la Inteligencia Emocional son los siguientes: Autoconocimiento emocional, autocontrol emocional, automotivación, empatía y relaciones interpersonales. En este caso, aplicaremos solo las tres primeras:
Autoconocimiento Emocional: ¿Qué emociones experimento? ¿Qué acción genera lo que siento? Es muy importante que cada jugador sepa reconocer lo que siente, sus detonantes, y la influencia en el grupo. Reconocer las emociones es de vital importancia en momentos de presión. Por ejemplo, reconozco que estoy ansioso, debo buscar la razón de mi ansiedad y lo que genera mi ansiedad en el grupo.
Autocontrol Emocional: Ya que se reconoce el sentimiento, es el momento de manejarlo. Nótese que siempre se habla de administrar, manejar, controlar, en ningún momento se habla de bloquear, reprimir, negar. Toda emoción puede ser manejada para un beneficio, por muy “negativa” que pueda parecer. Controlar la emoción nos permite darle un buen uso, evitando así la reacción primaria y ciega. Por ejemplo, ya se que estoy ansioso y sé el efecto en mi grupo, ahora debo manejar mis ansias en el campo o fuera de ellas, siendo yo el que domine las ansias, y no al revés.
Automotivación: La automotivación resulta fundamental para darle un sentido al control de las emociones. Al reconocer la emoción y al saberla controlar, la automotivación genera un objetivo, una razón funcional para aplicar la inteligencia emocional. Por ejemplo, si controlo la ansiedad, logro un mejor desempeño técnico, más tranquilidad en mi tarea en el campo, lo que aumenta mi autoconfianza y la confianza del equipo.
Manejar la inteligencia emocional hará un grupo más consciente de lo que siente, lo que implicaría un control de las emociones, para lograr el objetivo. Considero importante recalcar que el nivel futbolístico existe en este grupo, que su preparación sigue siendo óptima, lo que falta es que la mente de cada jugador se ocupe en que sus emociones trabajen en concordancia con el físico y la técnica deportiva, para lograr resultados concretos.
El control de la respiración y la oxigenación del cerebro es un excelente complemento al trabajo de inteligencia emocional. El hecho de dar espacio de respiro al cerebro hace gran diferencia en cuanto a claridad de pensamiento, de las instrucciones dadas y la función de cada jugador en el campo. Practicar la respiración en ejercicios de presión y estrés harán que el jugador sepa realizar esas pausas en el transcurso del partido.
Es tiempo de romper el molde
La selección Sub 20 de fútbol masculino debe dar el salto hacia adelante que el deporte nacional necesita. Históricamente nuestras selecciones viven de la hazaña, del acto heróico, del desenlace glorioso (o trágico) al último minuto. SI existe una generación que puede lograr nuestros sueños mundialistas es esta, pero tampoco debemos forzar su desempeño, así como esperar que el grupo resuelva los problemas del paìs. Eso si, hay que aprovechar el momento del grupo y lograr una programación de discurso y neurolingüistica en pro del futuro. Esta selección ha demostrado que se puede hacer un salto de calidad, y ahora es el momento de concretar.
Manejaría el siguiente discurso en jugadores, cuerpo técnico, incluso en la prensa, con repercusión en la opinión pública:
“Nuestro papel en el torneo es lógico, fuerte y estable. Lo demuestra la preparación, los resultados y las puertas que se abren. Dejamos de ser el batacazo para empezar a ser protagonistas. Antes que el mundo nos tome en serio, nosotros tomamos la batuta de lo que somos, y somos exitosos”.
La primera fase del Mundial acabó. Para varios equipos significa una oportunidad de hacer las cosas mejor, pero para otros (como el caso de Venezuela) deben continuar demostrando que están en un buen momento, y seguir dando pasos para adelante. El hecho de tener una buena primera fase no implica que la segunda sea de color de rosa: cambia el modo de competencia a eliminación directa en un solo partido y sin posibilidad de empatar. De ahora en adelante, un mal resultado te manda a casa.
El objetivo de este ejercicio profesional es el siguiente: darle un cierre productivo a la primera fase del torneo, y preparar la apertura de la fase final del Mundial. Además de utilizar el método “Triple A” (consultar el primer ejercicio vs Alemania), este trabajo implica un manejo importante de la “Inteligencia Emocional”.
No podemos abrir un ciclo, sin cerrar el previo.
Lo principal a realizar en el trabajo con el grupo es digerir la fase como un todo. En ese caso la “Triple A” es un excelente manera de llevarlo a cabo. Sin ahondar en detalles, lo principal a aterrizar es que los equipos que Venezuela enfrentó subestimaron el torneo y a los rivales, mientras más se avance en el Mundial, los equipos serán más difíciles. Se aplaude la actuación perfecta, la valla imbatida y daría especial atención al caso Vanuatu: cuando México y Alemania pudieron ganar por un gol de diferencia, Venezuela fue aplastante, con 7 goles de ventaja. En “actuar” vendría lo arriba citado, cerrar la fase de grupo y sacar el jugo a la experiencia.
Si hay algo vital en un torneo de alta complejidad como un Mundial es el hecho de trascender en el mismo de manera integral, y saber cómo hacerlo. En el año 2009, España pasa a segunda fase de manera invicta: le gana a todos sus rivales con autoridad (incluyendo Venezuela), sin recibir goles, pero en octavos de final cae 1-3 ante Italia, que venía de ser tercera de su grupo. España pasó de fase deportivamente, pero en su pensamiento pretendían seguir el paso demoledor de la fase de grupo, es decir, “mi mente se quedó en el Grupo B”.
Venezuela debe cerrar la fase de grupo, su mente debe trascender a segunda fase junto a lo que logró en la cancha. Para realizar el cierre hay que ver el camino que se recorrió, que se logró y las herramientas necesarias para octavos de final. Cerrar implica sacar conclusiones, es quedarse con lo bueno, es ponerle atención a las cosas que se pueden mejorarse, y por sobre todas las cosas, decir “vamos a una nueva fase, debemos estar preparado para ello”.
¿Qué pasaría si seguimos con la misma mentalidad de la fase de grupo si vamos tan bien? Bueno, yo no lo recomendaría. Principalmente porque el sistema de competencia cambia, los rivales cambian y el rango de error se hace mínimo (por no decir que desaparece). Cerrar el ciclo permite encarar el siguiente partido sin la presión de la perfección acumulada, manteniendo el nivel deportivo y concentrando la motivación en lo que hay que hacer, en vez de lo que ya se ha hecho.
Inteligencia Emocional: ¿Qué se hace con tantas emociones?
Ahora sí, es momento de encarar los octavos de final vs Japón. Si todo el ser (mental, emocional, deportivo y físico) pasó a la segunda fase del torneo, es hora de saber utilizar todas las emociones a favor. Para eso, la inteligencia emocional resulta muy importante para poder manejar las cosas que se sienten, evitando la reacción primaria.
Daniel Goleman (1995) define la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer, administrar, manejar y motivar emociones propias y con efecto en el entorno”. Según Goleman, los elementos de la Inteligencia Emocional son los siguientes: Autoconocimiento emocional, autocontrol emocional, automotivación, empatía y relaciones interpersonales. En este caso, aplicaremos solo las tres primeras:
Autoconocimiento Emocional: ¿Qué emociones experimento? ¿Qué acción genera lo que siento? Es muy importante que cada jugador sepa reconocer lo que siente, sus detonantes, y la influencia en el grupo. Reconocer las emociones es de vital importancia en momentos de presión. Por ejemplo, reconozco que estoy ansioso, debo buscar la razón de mi ansiedad y lo que genera mi ansiedad en el grupo.
Autocontrol Emocional: Ya que se reconoce el sentimiento, es el momento de manejarlo. Nótese que siempre se habla de administrar, manejar, controlar, en ningún momento se habla de bloquear, reprimir, negar. Toda emoción puede ser manejada para un beneficio, por muy “negativa” que pueda parecer. Controlar la emoción nos permite darle un buen uso, evitando así la reacción primaria y ciega. Por ejemplo, ya se que estoy ansioso y sé el efecto en mi grupo, ahora debo manejar mis ansias en el campo o fuera de ellas, siendo yo el que domine las ansias, y no al revés.
Automotivación: La automotivación resulta fundamental para darle un sentido al control de las emociones. Al reconocer la emoción y al saberla controlar, la automotivación genera un objetivo, una razón funcional para aplicar la inteligencia emocional. Por ejemplo, si controlo la ansiedad, logro un mejor desempeño técnico, más tranquilidad en mi tarea en el campo, lo que aumenta mi autoconfianza y la confianza del equipo.
Manejar la inteligencia emocional hará un grupo más consciente de lo que siente, lo que implicaría un control de las emociones, para lograr el objetivo. Considero importante recalcar que el nivel futbolístico existe en este grupo, que su preparación sigue siendo óptima, lo que falta es que la mente de cada jugador se ocupe en que sus emociones trabajen en concordancia con el físico y la técnica deportiva, para lograr resultados concretos.
El control de la respiración y la oxigenación del cerebro es un excelente complemento al trabajo de inteligencia emocional. El hecho de dar espacio de respiro al cerebro hace gran diferencia en cuanto a claridad de pensamiento, de las instrucciones dadas y la función de cada jugador en el campo. Practicar la respiración en ejercicios de presión y estrés harán que el jugador sepa realizar esas pausas en el transcurso del partido.
Es tiempo de romper el molde
La selección Sub 20 de fútbol masculino debe dar el salto hacia adelante que el deporte nacional necesita. Históricamente nuestras selecciones viven de la hazaña, del acto heróico, del desenlace glorioso (o trágico) al último minuto. SI existe una generación que puede lograr nuestros sueños mundialistas es esta, pero tampoco debemos forzar su desempeño, así como esperar que el grupo resuelva los problemas del paìs. Eso si, hay que aprovechar el momento del grupo y lograr una programación de discurso y neurolingüistica en pro del futuro. Esta selección ha demostrado que se puede hacer un salto de calidad, y ahora es el momento de concretar.
Manejaría el siguiente discurso en jugadores, cuerpo técnico, incluso en la prensa, con repercusión en la opinión pública:
“Nuestro papel en el torneo es lógico, fuerte y estable. Lo demuestra la preparación, los resultados y las puertas que se abren. Dejamos de ser el batacazo para empezar a ser protagonistas. Antes que el mundo nos tome en serio, nosotros tomamos la batuta de lo que somos, y somos exitosos”.