Hay momentos de la vida en las que llegan “una serie de eventos afortunados”, de esas situaciones que vuelven mágica una experiencia, que rompen moldes, y especialmente, que cambian tu existencia. Esto fue lo sucedido con el grupo de chicas sub15 de baloncesto de la selección de Bogotá, y en esta oportunidad escribiré del grano de arena que pude aportar, impactado ante un grupo de calidad, un entorno poderoso y unos resultados exitosos trabajados con propósito.
Pre Intervención
Llegué al Complejo Deportivo Salitre a volantear, a promocionar a Agón Sports con los equipos que allí entrenan, ofreciendo los servicios de video y estadísticas. Y no pude llegar en mejor momento: al día siguiente era la final sub15 de la Liga de Baloncesto de Bogotá, Esganba y Guerreros se medirían en un encuentro cargado de rivalidad y con la vista puesta en las 12 definitivas que integrarían la selección bogotana, con miras al nacional de la especialidad.
Se nos pidió grabar el encuentro. ofrecí mis servicios de intervención psicosocial, tanto a las madres presentes, como al coach Julio García, que desde el primer contacto se mostró muy interesado en el trabajo propuesto.
El día del juego pude caer en cuenta: la tensión en las gradas era más grande que en la cancha. La rivalidad entre las chicas se podía sentir, pero multiplicada por el entorno. Fue un partido muy duro, muy cerrado, que se decidió a falta de 4 segundos, luego de una agónica ofensiva de Guerreros, que se quedaría con el campeonato, por un punto de diferencia. Ese juego me marcó, ya que pude ver el nivel competitivo de los equipos, la lucha por cada balón en disputa y la presión tan grande que reciben desde afuera. Hablé con Julio, cada día que iba a verlas, más deseaba trabajar con ellas. Le envié un diagnóstico del partido, utilizando la observación no participativa, el trabajo no sería concluyente, pero era una visión inicial.
Luego de un par de semanas, se concretó una sesión inicial con la selección definitiva sub15 de Bogotá, para analizar al grupo y su desempeño en dos partidos preparatorios. Quedamos en que haríamos una sola sesión, tal vez dos, para que las chicas conocieran la metodología, y tener la oportunidad de dar un par de tips para mejorar tres aspectos que el coach consideró más importantes: presión (en cancha y fuera de ella), cohesión grupal e identidad.
No puede dejarse pasar que las 12 chicas de la selección provienen de tres equipos de la liga: Esganba, Guerreros y Pumas. Así que la cohesión grupal y la identidad me parecieron prioritarios, y si existía una próxima sesión, poder trabajar con la presión.
Sesión 1: Pase = Solución.
Previo a la primera sesión, pude grabar su último juego. Se enfrentaron a un equipo de mayor edad, de una universidad local, y su actuación no fue la mejor. Perdieron, pero me pareció llamativo que las razones de la derrota no fueron meramente deportivas, la cohesión del grupo era peor de lo que esperaba y se reflejaba en dos indicadores: muy poca comunicación entre las niñas y 40 errores en pase, especialmente al momento del armado, tras la presión del equipo rival al momento de pasar la media cancha.
Determiné que por ahí arrancaría, por el elemento más visible de una cohesión en un deporte de conjunto del siglo XXI: el pase. A través de esa sesión, las chicas podrían trabajar un elemento grupal, en medio de su entorno deportivo. La primera característica que he propuesto en mi filosofía laboral: trabajar elementos extradeportivos, con situaciones deportivas. De ahí salió el slogan del primer encuentro con las muchachas: pase = solución.
El primer encuentro con las chicas fue con escepticismo, como pasa siempre cuando te encuentras algo raro, nuevo, distinto. Pero hay algo que me hizo sentirme muy cómodo, las chicas estuvieron atentas, prestas a escuchar y nunca dijeron “no” a nada de lo que les puse. Es decir, si hay algo que este equipo me demostró fue su entrega sin condición, ese es uno de los secretos de su éxito.
Mi segunda característica es usar acertijos que dejen pensando al grupo, con el objetivo de trazar líneas conductoras de la sesión, con un número, cifra o un ejemplo práctico. El número de este fue “40”. Luego, se inició con una charla introductoria, acerca del pase, y como debemos dar soluciones a través de él, es decir, el pase como generador de soluciones. Para eso trabajamos con ataques con múltiples balones, y de ahí generar comunicación efectiva entre ellas.
Al siguiente partido, se redujeron la cantidad de pases errados a 18. Se vio una mejor comunicación entre ellas y lo más importante, ganaron el partido.
Sesión 2: Comunicación, team work e identidad
El efecto positivo de las niñas se veía en sus caras. Se percibía más cohesión, especialmente en los aspectos fuera de cancha. El propósito de esta sesión era continuar con la comunicación y empezar a transmitir la identidad de grupo. El número acertijo fue el “1”.
Se veló el team work en un nivel más exigente, pero estas chicas también me enseñaron que tienen mucho valor, no le temen a nada, y siempre están dispuestas a enfrentar retos, eso dice mucho de lo que pueden hacer en cancha. Con dos actividades, reservado para grupos adultos, las chicas aumentaron su nivel de comunicación y de trabajo en equipo, eso sumado a una tercera característica de mi filosofía: trabajar con buen humor, el buen ambiente promueve la enseñanza.
Una vez más, las chicas utilizaron el baloncesto para trabajar aspectos de grupo, sacándolas de su zona de confort. Sino, pueden preguntarles que se siente jugar con los ojos cerrados. La oportunidad fue propicia para ver liderazgos constructivos y fomentar los roles de cada una de las jugadoras.
Por último, se dio una conversación bien importante sobre la identidad, la importancia de cada una en aporte a la identidad de todo el grupo y la búsqueda del tótem, un elemento unificador de la cual todas se sientan identificadas, incluidas y pertenecientes. ¿El resultado? Para la siguiente sesión ya tenían un saludo especial y empezaban sus entrenamientos con una oración.
Sesión 3: La presión de ser un equipo.
Verlas con saludo y oración me llenó de orgullo. Cada vez más padres se acercaban con palabras de agradecimiento por los frutos que ya empezaban a salir en el equipo y en cada chica, individualmente. La tercera sesión no sería tan “divertida”, trabajaríamos algo que había visto desde hace mucho tiempo: la presión del entorno y su dureza.
Trabajamos con intensidad, con muchas penitencias grupales y con poca tolerancia al error. La idea era clara: mientras el equipo sea una fortaleza, la presión del entorno no lo tocará. Y la mejor manera de lograr ese resultado es con trabajo duro. Y las chicas lo aceptaron.
Hubo una actividad que fue de vital importancia: la presión psicológica que tiene la jugadora al momento de realizar su trabajo. Es como si miles de conversaciones llegaran a su cabeza, y como esas voces pueden llegar a impactar su desempeño. Se buscó fortalecer también el “pensamiento positivo”, la focalización de la tarea y la presión positiva externa.
La respuesta de las chicas fue muy interesante: si bien varias se sintieron afectadas por el trabajo, todo el equipo pudo empujar a cada integrante a dar su mejor desempeño. El castigo final era para las que la hicieron peor, pero me llenó de emoción ver a todo el equipo llevando el castigo de unas pocas. En ese momento supe que se había superado muchas cosas anteriores, venían cosas positivas.
Esta sesión se complementó con otra característica personal de trabajo: ninguna intervención está completa si no se trabaja con su entorno. En este caso, se tuvo una pequeña charla con el equipo técnico, con quien de por si siempre se tuvo contacto cercano, y también con los padres de las niñas. Hacerles ver el trabajo que se estaba realizando, complementado con unos consejos para ser entorno constructivo, en vez de la presión negativa de algunos padres que, sin querer hacerlo a propósito, solían impactar a sus hijas.
Entrevista personal: ajustar el foco.
También se tuvo la oportunidad de hablar personalmente con las 12 chicas. En la entrevista individual, se tocaron tres áreas que se consideraron importantes: el plano personal, el plano grupal y lo que el equipo técnico pedía de cada una de ellas.
Como conclusión en las entrevistas, la gran mayoría tenía su vista puesta en la selección Colombia, en brillar para lograr un posible llamado. Muchas conocían sus debilidades y fortalezas, así como las posibilidades de tener una buena actuación como equipo, para llevarse el torneo.
Como dato llamativo, todas las niñas experimentaban un cansancio emocional de gran importancia. Sobre ellas había una presión por el torneo, y sumado a los entrenamientos diarios y los partidos preparativos. Varias estuvieron afectadas sentimentalmente al momento de la entrevista y no tuvieron reparo en demostrarlo.
Sesión 4: Impulso motivacional
La última sesión fue corta pero muy cargada de emociones. Una característica de mi filosofía de trabajo es buscar maneras creativas de dar el mensaje, y al ser la última sesión antes de su viaje, creí conveniente dejarles una canción. En este caso utilicé “Diferente” de Lasso. No estuve solo en esta sesión, con la ayuda de los padres hicimos un video motivacional, para darles todo un empujón de ánimos.
El video les gustó mucho, las vi botando el resto de las preocupaciones y disfrutando el momento, que se cerró con la celebración de cumpleaños de una de las chicas.
Desde ese día quede muy agradecido con el cargamento de emociones, aprendizajes, contactos y mensajes que tanto niñas, cuerpo técnico y padres pudieron compartir conmigo. Con el corazón arrugado me despedí de ellas, con ganas de viajar con ellas, pero con la tranquilidad de haber dado mi aporte al grupo. (Video al final)
Post Intervención
SI me siguen en redes sociales saben el final de la historia: las chicas de la selección sub15 de Bogotá ganaron el nacional de la categoría de manera invicta. Apabullaron a sus rivales, siendo su victoria más cerrada por 5 puntos.
Las chicas se vieron con reducidas en contra algunos equipos con mayor altura y fuerza, pero el nivel mental que llevaban les hizo contrarrestar las desventajas físicas. No pude ir al torneo, pero desde Periscope pude ver los partidos finales. Verlas en cancha me generaba un orgullo impresionante, porque cada niña pudo demostrar el talento que tiene, y que esta generación tiene muchas cosas por lograr.
No me alcanzará vida para agradecerle a todos por darme la oportunidad de poder demostrar la metodología psicosocial que poco a poco va agarrando fuerza. Uno no es profeta en su tierra, pero desde esta trinchera seguiré haciendo lo que amo, dejando a mi país en alto, pero con dedicación para que lo sucedido con estas chicas sea el inicio de grupos intervenidos en alta calidad. Gracias.
Pre Intervención
Llegué al Complejo Deportivo Salitre a volantear, a promocionar a Agón Sports con los equipos que allí entrenan, ofreciendo los servicios de video y estadísticas. Y no pude llegar en mejor momento: al día siguiente era la final sub15 de la Liga de Baloncesto de Bogotá, Esganba y Guerreros se medirían en un encuentro cargado de rivalidad y con la vista puesta en las 12 definitivas que integrarían la selección bogotana, con miras al nacional de la especialidad.
Se nos pidió grabar el encuentro. ofrecí mis servicios de intervención psicosocial, tanto a las madres presentes, como al coach Julio García, que desde el primer contacto se mostró muy interesado en el trabajo propuesto.
El día del juego pude caer en cuenta: la tensión en las gradas era más grande que en la cancha. La rivalidad entre las chicas se podía sentir, pero multiplicada por el entorno. Fue un partido muy duro, muy cerrado, que se decidió a falta de 4 segundos, luego de una agónica ofensiva de Guerreros, que se quedaría con el campeonato, por un punto de diferencia. Ese juego me marcó, ya que pude ver el nivel competitivo de los equipos, la lucha por cada balón en disputa y la presión tan grande que reciben desde afuera. Hablé con Julio, cada día que iba a verlas, más deseaba trabajar con ellas. Le envié un diagnóstico del partido, utilizando la observación no participativa, el trabajo no sería concluyente, pero era una visión inicial.
Luego de un par de semanas, se concretó una sesión inicial con la selección definitiva sub15 de Bogotá, para analizar al grupo y su desempeño en dos partidos preparatorios. Quedamos en que haríamos una sola sesión, tal vez dos, para que las chicas conocieran la metodología, y tener la oportunidad de dar un par de tips para mejorar tres aspectos que el coach consideró más importantes: presión (en cancha y fuera de ella), cohesión grupal e identidad.
No puede dejarse pasar que las 12 chicas de la selección provienen de tres equipos de la liga: Esganba, Guerreros y Pumas. Así que la cohesión grupal y la identidad me parecieron prioritarios, y si existía una próxima sesión, poder trabajar con la presión.
Sesión 1: Pase = Solución.
Previo a la primera sesión, pude grabar su último juego. Se enfrentaron a un equipo de mayor edad, de una universidad local, y su actuación no fue la mejor. Perdieron, pero me pareció llamativo que las razones de la derrota no fueron meramente deportivas, la cohesión del grupo era peor de lo que esperaba y se reflejaba en dos indicadores: muy poca comunicación entre las niñas y 40 errores en pase, especialmente al momento del armado, tras la presión del equipo rival al momento de pasar la media cancha.
Determiné que por ahí arrancaría, por el elemento más visible de una cohesión en un deporte de conjunto del siglo XXI: el pase. A través de esa sesión, las chicas podrían trabajar un elemento grupal, en medio de su entorno deportivo. La primera característica que he propuesto en mi filosofía laboral: trabajar elementos extradeportivos, con situaciones deportivas. De ahí salió el slogan del primer encuentro con las muchachas: pase = solución.
El primer encuentro con las chicas fue con escepticismo, como pasa siempre cuando te encuentras algo raro, nuevo, distinto. Pero hay algo que me hizo sentirme muy cómodo, las chicas estuvieron atentas, prestas a escuchar y nunca dijeron “no” a nada de lo que les puse. Es decir, si hay algo que este equipo me demostró fue su entrega sin condición, ese es uno de los secretos de su éxito.
Mi segunda característica es usar acertijos que dejen pensando al grupo, con el objetivo de trazar líneas conductoras de la sesión, con un número, cifra o un ejemplo práctico. El número de este fue “40”. Luego, se inició con una charla introductoria, acerca del pase, y como debemos dar soluciones a través de él, es decir, el pase como generador de soluciones. Para eso trabajamos con ataques con múltiples balones, y de ahí generar comunicación efectiva entre ellas.
Al siguiente partido, se redujeron la cantidad de pases errados a 18. Se vio una mejor comunicación entre ellas y lo más importante, ganaron el partido.
Sesión 2: Comunicación, team work e identidad
El efecto positivo de las niñas se veía en sus caras. Se percibía más cohesión, especialmente en los aspectos fuera de cancha. El propósito de esta sesión era continuar con la comunicación y empezar a transmitir la identidad de grupo. El número acertijo fue el “1”.
Se veló el team work en un nivel más exigente, pero estas chicas también me enseñaron que tienen mucho valor, no le temen a nada, y siempre están dispuestas a enfrentar retos, eso dice mucho de lo que pueden hacer en cancha. Con dos actividades, reservado para grupos adultos, las chicas aumentaron su nivel de comunicación y de trabajo en equipo, eso sumado a una tercera característica de mi filosofía: trabajar con buen humor, el buen ambiente promueve la enseñanza.
Una vez más, las chicas utilizaron el baloncesto para trabajar aspectos de grupo, sacándolas de su zona de confort. Sino, pueden preguntarles que se siente jugar con los ojos cerrados. La oportunidad fue propicia para ver liderazgos constructivos y fomentar los roles de cada una de las jugadoras.
Por último, se dio una conversación bien importante sobre la identidad, la importancia de cada una en aporte a la identidad de todo el grupo y la búsqueda del tótem, un elemento unificador de la cual todas se sientan identificadas, incluidas y pertenecientes. ¿El resultado? Para la siguiente sesión ya tenían un saludo especial y empezaban sus entrenamientos con una oración.
Sesión 3: La presión de ser un equipo.
Verlas con saludo y oración me llenó de orgullo. Cada vez más padres se acercaban con palabras de agradecimiento por los frutos que ya empezaban a salir en el equipo y en cada chica, individualmente. La tercera sesión no sería tan “divertida”, trabajaríamos algo que había visto desde hace mucho tiempo: la presión del entorno y su dureza.
Trabajamos con intensidad, con muchas penitencias grupales y con poca tolerancia al error. La idea era clara: mientras el equipo sea una fortaleza, la presión del entorno no lo tocará. Y la mejor manera de lograr ese resultado es con trabajo duro. Y las chicas lo aceptaron.
Hubo una actividad que fue de vital importancia: la presión psicológica que tiene la jugadora al momento de realizar su trabajo. Es como si miles de conversaciones llegaran a su cabeza, y como esas voces pueden llegar a impactar su desempeño. Se buscó fortalecer también el “pensamiento positivo”, la focalización de la tarea y la presión positiva externa.
La respuesta de las chicas fue muy interesante: si bien varias se sintieron afectadas por el trabajo, todo el equipo pudo empujar a cada integrante a dar su mejor desempeño. El castigo final era para las que la hicieron peor, pero me llenó de emoción ver a todo el equipo llevando el castigo de unas pocas. En ese momento supe que se había superado muchas cosas anteriores, venían cosas positivas.
Esta sesión se complementó con otra característica personal de trabajo: ninguna intervención está completa si no se trabaja con su entorno. En este caso, se tuvo una pequeña charla con el equipo técnico, con quien de por si siempre se tuvo contacto cercano, y también con los padres de las niñas. Hacerles ver el trabajo que se estaba realizando, complementado con unos consejos para ser entorno constructivo, en vez de la presión negativa de algunos padres que, sin querer hacerlo a propósito, solían impactar a sus hijas.
Entrevista personal: ajustar el foco.
También se tuvo la oportunidad de hablar personalmente con las 12 chicas. En la entrevista individual, se tocaron tres áreas que se consideraron importantes: el plano personal, el plano grupal y lo que el equipo técnico pedía de cada una de ellas.
Como conclusión en las entrevistas, la gran mayoría tenía su vista puesta en la selección Colombia, en brillar para lograr un posible llamado. Muchas conocían sus debilidades y fortalezas, así como las posibilidades de tener una buena actuación como equipo, para llevarse el torneo.
Como dato llamativo, todas las niñas experimentaban un cansancio emocional de gran importancia. Sobre ellas había una presión por el torneo, y sumado a los entrenamientos diarios y los partidos preparativos. Varias estuvieron afectadas sentimentalmente al momento de la entrevista y no tuvieron reparo en demostrarlo.
Sesión 4: Impulso motivacional
La última sesión fue corta pero muy cargada de emociones. Una característica de mi filosofía de trabajo es buscar maneras creativas de dar el mensaje, y al ser la última sesión antes de su viaje, creí conveniente dejarles una canción. En este caso utilicé “Diferente” de Lasso. No estuve solo en esta sesión, con la ayuda de los padres hicimos un video motivacional, para darles todo un empujón de ánimos.
El video les gustó mucho, las vi botando el resto de las preocupaciones y disfrutando el momento, que se cerró con la celebración de cumpleaños de una de las chicas.
Desde ese día quede muy agradecido con el cargamento de emociones, aprendizajes, contactos y mensajes que tanto niñas, cuerpo técnico y padres pudieron compartir conmigo. Con el corazón arrugado me despedí de ellas, con ganas de viajar con ellas, pero con la tranquilidad de haber dado mi aporte al grupo. (Video al final)
Post Intervención
SI me siguen en redes sociales saben el final de la historia: las chicas de la selección sub15 de Bogotá ganaron el nacional de la categoría de manera invicta. Apabullaron a sus rivales, siendo su victoria más cerrada por 5 puntos.
Las chicas se vieron con reducidas en contra algunos equipos con mayor altura y fuerza, pero el nivel mental que llevaban les hizo contrarrestar las desventajas físicas. No pude ir al torneo, pero desde Periscope pude ver los partidos finales. Verlas en cancha me generaba un orgullo impresionante, porque cada niña pudo demostrar el talento que tiene, y que esta generación tiene muchas cosas por lograr.
No me alcanzará vida para agradecerle a todos por darme la oportunidad de poder demostrar la metodología psicosocial que poco a poco va agarrando fuerza. Uno no es profeta en su tierra, pero desde esta trinchera seguiré haciendo lo que amo, dejando a mi país en alto, pero con dedicación para que lo sucedido con estas chicas sea el inicio de grupos intervenidos en alta calidad. Gracias.