Como fanático del fútbol es muy difícil escribir estas líneas. En mi imaginario siempre estuvo (y estará, en el fondo) ver a mi selección vinotinto caminando por el engramado de un Mundial de fútbol, escuchando en el fondo el himno de la FIFA, pero hay cosas que tendrán su justo momento.
Y ahí viene una disyuntiva bien grande, y es que desde hace bastante tiempo hay preguntas que en mi cabeza no dejan de rondar: ¿Y si entendemos, de una vez por todas, que estamos en la zona clasificatoria más difícil del mundo? ¿Qué tan golpeado estaría nuestro ego si nos damos cuenta que el fútbol masculino no es nuestro fuerte? ¿Hacemos y profesamos este amor al fútbol por globalización? ¿Qué pasa si dejamos de intentar una solución distinta, haciendo las cosas de siempre?
El propósito de este artículo no busca darle respuesta a estas preguntas, pero si busca abrir una realidad que muchos no han podido observar con la profundidad debida. Le estamos dando dinero al deporte rey, pero quien nos da alegrías tienen que vivir en la sombra del monarca, pasando penurias, carencias y necesidades. ¿Quién es quién? Lo averiguaremos a continuación.
El rey no es todo el fútbol.
Ojalá que todo el fútbol sea el rey que nos haga sentir orgulloso, y por eso le damos nuestros tributos con admiración y gozo. Pero lamentablemente no es así. El fútbol masculino se lleva todos los focos: el dinero, la prensa, la opinión pública, los privilegios y espacios. Pero la rama femenina sigue quedándose muy atrás en las prioridades del poder en el país, ya que los procesos para enfrentar las competiciones sufren una desigualdad abismal con respecto a la categoría masculina.
Para dar un ejemplo de fácil manejo para todos, la selección femenina sub17 está en estos momentos en Jordania, compitiendo en el Mundial de su categoría. Las chicas son actualmente bicampeonas de Sur América. Si, la misma zona que es la más difícil para clasificar a un mundial, ellas lo han hecho 3 veces en los últimos 6 años, y las últimas dos ediciones, siendo campeonas del certamen. Sin contar que la FIFA da sólo 3 cupos a las selecciones en esta categoría, a diferencia de las 4,5 que da en la de mayores masculina. De ser así, en la edición de 2012, Venezuela hubiese estado en el repechaje.
Les invito que vean mi artículo de toda la odisea para llegar a la competición mundial http://luisitoevaristo.weebly.com/sociologia-deportiva/las-vinitas-y-su-desierto-a-jordania-historia-de-unas-valientes
Su entrenador, Kenneth Zseremeta, ha hecho de todo para poder darles lo mejor a unas muchachas que se entregan en cuerpo y alma en lo que hacen, con un paupérrimo apoyo. Sobre el tema dijo en una rueda de prensa: “El fútbol femenino goza del desprecio, del desinterés y de la falta de apoyo” “Ellas existen desde hace 8 años, si no se han dado cuenta dense cuenta (...) somos los que reivindicamos cuando el masculino no logra nada". Y lo peor es que la culpa no sólo recae en la FVF, nuestro culpable habitual. El gobierno nacional apareció a levantarles el brazo luego del bicampeonato sudamericano, la empresa privada no se asoma y aún no he visto la primera valla publicitaria de nuestras chicas promocionando algo. Son campeonas, lo dan todo por el país, y aún no son lo suficientemente importantes para los grandes medios de comunicación. Tan ingratos somos con ellas, que aun osamos compararlas con el seleccionado de mayores masculino.
La femenina Sub20 no se queda atrás, ellas también clasificaron al torneo mundial de su categoría de este año, quedando subcampeonas, por detrás de Brasil. Para esta competición, FIFA da sólo dos plazas, y las vinitas se quedaron con una de ellas, dejando atrás a gigantes de la categoría como Colombia y Argentina.
Si vamos a las categorías mayores, subcampeones de la Copa Libertadores 2014, rama femenina. El Caracas FC fue líder de su grupo, y perdió en la final contra Sao José, de Brasil. En las ediciones 2015, 2013 y 2012, los equipos venezolanos han quedado segundas en su grupo, disputando repechajes. No vale la pena decir que han hecho los equipos venezolanos masculinos en sus Copas Libertadores.
¿Hay preferencia de género en nuestro fútbol? Bueno, los reto a que me digan 5 equipos de fútbol venezolano femenino, que no tengan el mismo nombre que sus pares masculinos en la liga venezolana. Hay una gran desventaja en dinero, publicidad y beneficios entre géneros.
El rey, el fútbol masculino, recibe los tributos y las selecciones femeninas nos dan las alegrías, recibiendo mucho menos de lo que merecen por lo que hacen.
Selecciones de mayores que reciben migajas
Salgamos del fútbol, y veremos que la realidad del deporte venezolano pasa aún más trabajo, con resultados más honrosos. Citaremos sólo dos deportes: Voleibol y Baloncesto.
El voleibol venezolano masculino está catalogado como el tercero mejor de América del Sur, y en el Top 5 de los mejores del continente. Desde 2002 es participante fijo del campeonato mundial, y sus mejores exponentes juegan en famosas ligas europeas, ¿Cuál será la diferencia en presupuestos con respecto al fútbol? ¿Cuántos equipos tiene la liga venezolana de voleibol? ¿Cuánto se invertirá en publicidad? ¿Cuántas veces han salido en primera plana?
El baloncesto venezolano es un caso aún más triste. La LPB tiene un gran impacto en el deporte venezolano, hay que reconocerlo. Entre cobertura mediática, afición y publicidad se puede equiparar con el fútbol profesional venezolano y sus jugadores tienen ciertas similitudes en cuanto a salarios y apoyo de sus clubes. Pero justamente por eso, el caso del baloncesto venezolano representa una de las mayores injusticias del deporte criollo.
La selección nacional de basket es actual campeón del continente, léase bien, de todo el continente americano. En 2016 y 2014 fueron campeones suramericanos, 2012 subcampeones. Guaros de Lara es el actual campeón de América y campeón de la Copa Intercontinental de Baloncesto, es decir, le ganó al campeón de la EuroLiga, Fraport de Alemania, y como nota curiosa, no son los campeones de la LPB, es decir, que nuestro subcampeón nacional es el campeón del mundo en clubes.
La selección de baloncesto pasó mil y un tropiezos en su preparación a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. En su gira europea tuvieron que tomar 4 vuelos en 2 días, en aviones separados y con más de 10 horas de vuelo. Además, tuvieron que pasar más de 24 horas entre esperas, vuelos y conexiones para dirigirse de Estados Unidos a Rio de Janeiro, para la competencia olímpica, todo esto relatado por los propios jugadores. En julio de 2016, el gobierno nacional le daba a la selección de Dudamel un vuelo chárter para trasladar a sus jugadores desde Europa, a la doble fecha de eliminatorias sudamericana, y la reacción de los basquetbolistas no se hizo esperar: un equipo que le ha dado tantos resultados al país debe ver como otro equipo, sin la mitad de los galardones, se llena de beneficios.
¿Cuál es la lectura?
Para nadie es un secreto que vivimos en un mundo globalizado, y que un mundial de fútbol mueve más dinero que un mundial de voleibol. Que el Real Madrid vs Barcelona de fútbol puede generar cinco veces más atractivo mediáticamente que el mismo juego en baloncesto (si, ambos tienen equipos de basket, y se enfrentan con la misma pasión). Que veremos todos los años mundialistas el álbum Panini de barajitas del Mundial Masculino, pero no veremos ese mismo álbum de la categoría femenina. Vivimos en un mundo deportivo en donde el rey es el fútbol: un rey machista, anticuado (de los pocos deportes que no le da un paso claro a la tecnología), corrupto y capitalista.
Pero tenemos que entender que Venezuela no debe sumarse a esa espiral. Si hay tantos referentes en nuestro deporte que nos dan alegrías (los ya nombrados, y no hablé de Antonio Díaz en Kárate, Stefany Hernández en BMX, el Niño Linares en Boxeo, Coste en Apnea, Patricia Díaz en Tenis de Playa, y muchos otros más) ¿Por qué nos enfrascamos en el único equipo que no tiene la capacidad de darnos los triunfos que esperamos como nación?
Es increíble la cantidad de dinero que recibe la selección mayor de fútbol de Venezuela. En primas por convocados, en salario al DT, en vuelos, en publicidad, en giras y comodidades. Y los resultados no se ven en cancha: últimos en las eliminatorias, con 2 puntos de 27 posibles al sol de hoy. No pongo en tela de juicio el compromiso del jugador venezolano, ni sus ganas de que la realidad del equipo sea distinta. Lo que critico duramente es a la sociedad venezolana: ¿No viene siendo hora de darle un apoyo a quien si da resultados que el país necesita?
Imaginarme el fútbol femenino venezolano con el presupuesto destinado al fútbol masculino me da piel de gallina. Lamento pensar del hipotético caso de que ese avión chárter lo hubiese utilizado la selección de baloncesto en su traslado a Rio de Janeiro. Aún espero el día en que Deyna Castellanos sea una líder Maltín Polar, y su equipo sea un orgullo completo para la nación, sin el oportunismo como bandera. Deseo con el alma que la Liga de Voleibol Venezolano sea trasmitida con tanto ímpetu como se hace desde el pobre engramado de un Pachencho Romero tirado al olvido.
Siendo visceral, creo que debemos entender que la vinotinto debe volver a merecerse los “beneficios” que tiene; creo que hay otras selecciones que merecen la oportunidad de ser reconocidas en todos los ámbitos; y creo, por sobre todas las cosas, que no debe pegarnos en el ego el hecho de reconocer que no somos buenos en fútbol masculino, en cambio, considero que es un punto de partida para empezar a trabajar.
Y ahí viene una disyuntiva bien grande, y es que desde hace bastante tiempo hay preguntas que en mi cabeza no dejan de rondar: ¿Y si entendemos, de una vez por todas, que estamos en la zona clasificatoria más difícil del mundo? ¿Qué tan golpeado estaría nuestro ego si nos damos cuenta que el fútbol masculino no es nuestro fuerte? ¿Hacemos y profesamos este amor al fútbol por globalización? ¿Qué pasa si dejamos de intentar una solución distinta, haciendo las cosas de siempre?
El propósito de este artículo no busca darle respuesta a estas preguntas, pero si busca abrir una realidad que muchos no han podido observar con la profundidad debida. Le estamos dando dinero al deporte rey, pero quien nos da alegrías tienen que vivir en la sombra del monarca, pasando penurias, carencias y necesidades. ¿Quién es quién? Lo averiguaremos a continuación.
El rey no es todo el fútbol.
Ojalá que todo el fútbol sea el rey que nos haga sentir orgulloso, y por eso le damos nuestros tributos con admiración y gozo. Pero lamentablemente no es así. El fútbol masculino se lleva todos los focos: el dinero, la prensa, la opinión pública, los privilegios y espacios. Pero la rama femenina sigue quedándose muy atrás en las prioridades del poder en el país, ya que los procesos para enfrentar las competiciones sufren una desigualdad abismal con respecto a la categoría masculina.
Para dar un ejemplo de fácil manejo para todos, la selección femenina sub17 está en estos momentos en Jordania, compitiendo en el Mundial de su categoría. Las chicas son actualmente bicampeonas de Sur América. Si, la misma zona que es la más difícil para clasificar a un mundial, ellas lo han hecho 3 veces en los últimos 6 años, y las últimas dos ediciones, siendo campeonas del certamen. Sin contar que la FIFA da sólo 3 cupos a las selecciones en esta categoría, a diferencia de las 4,5 que da en la de mayores masculina. De ser así, en la edición de 2012, Venezuela hubiese estado en el repechaje.
Les invito que vean mi artículo de toda la odisea para llegar a la competición mundial http://luisitoevaristo.weebly.com/sociologia-deportiva/las-vinitas-y-su-desierto-a-jordania-historia-de-unas-valientes
Su entrenador, Kenneth Zseremeta, ha hecho de todo para poder darles lo mejor a unas muchachas que se entregan en cuerpo y alma en lo que hacen, con un paupérrimo apoyo. Sobre el tema dijo en una rueda de prensa: “El fútbol femenino goza del desprecio, del desinterés y de la falta de apoyo” “Ellas existen desde hace 8 años, si no se han dado cuenta dense cuenta (...) somos los que reivindicamos cuando el masculino no logra nada". Y lo peor es que la culpa no sólo recae en la FVF, nuestro culpable habitual. El gobierno nacional apareció a levantarles el brazo luego del bicampeonato sudamericano, la empresa privada no se asoma y aún no he visto la primera valla publicitaria de nuestras chicas promocionando algo. Son campeonas, lo dan todo por el país, y aún no son lo suficientemente importantes para los grandes medios de comunicación. Tan ingratos somos con ellas, que aun osamos compararlas con el seleccionado de mayores masculino.
La femenina Sub20 no se queda atrás, ellas también clasificaron al torneo mundial de su categoría de este año, quedando subcampeonas, por detrás de Brasil. Para esta competición, FIFA da sólo dos plazas, y las vinitas se quedaron con una de ellas, dejando atrás a gigantes de la categoría como Colombia y Argentina.
Si vamos a las categorías mayores, subcampeones de la Copa Libertadores 2014, rama femenina. El Caracas FC fue líder de su grupo, y perdió en la final contra Sao José, de Brasil. En las ediciones 2015, 2013 y 2012, los equipos venezolanos han quedado segundas en su grupo, disputando repechajes. No vale la pena decir que han hecho los equipos venezolanos masculinos en sus Copas Libertadores.
¿Hay preferencia de género en nuestro fútbol? Bueno, los reto a que me digan 5 equipos de fútbol venezolano femenino, que no tengan el mismo nombre que sus pares masculinos en la liga venezolana. Hay una gran desventaja en dinero, publicidad y beneficios entre géneros.
El rey, el fútbol masculino, recibe los tributos y las selecciones femeninas nos dan las alegrías, recibiendo mucho menos de lo que merecen por lo que hacen.
Selecciones de mayores que reciben migajas
Salgamos del fútbol, y veremos que la realidad del deporte venezolano pasa aún más trabajo, con resultados más honrosos. Citaremos sólo dos deportes: Voleibol y Baloncesto.
El voleibol venezolano masculino está catalogado como el tercero mejor de América del Sur, y en el Top 5 de los mejores del continente. Desde 2002 es participante fijo del campeonato mundial, y sus mejores exponentes juegan en famosas ligas europeas, ¿Cuál será la diferencia en presupuestos con respecto al fútbol? ¿Cuántos equipos tiene la liga venezolana de voleibol? ¿Cuánto se invertirá en publicidad? ¿Cuántas veces han salido en primera plana?
El baloncesto venezolano es un caso aún más triste. La LPB tiene un gran impacto en el deporte venezolano, hay que reconocerlo. Entre cobertura mediática, afición y publicidad se puede equiparar con el fútbol profesional venezolano y sus jugadores tienen ciertas similitudes en cuanto a salarios y apoyo de sus clubes. Pero justamente por eso, el caso del baloncesto venezolano representa una de las mayores injusticias del deporte criollo.
La selección nacional de basket es actual campeón del continente, léase bien, de todo el continente americano. En 2016 y 2014 fueron campeones suramericanos, 2012 subcampeones. Guaros de Lara es el actual campeón de América y campeón de la Copa Intercontinental de Baloncesto, es decir, le ganó al campeón de la EuroLiga, Fraport de Alemania, y como nota curiosa, no son los campeones de la LPB, es decir, que nuestro subcampeón nacional es el campeón del mundo en clubes.
La selección de baloncesto pasó mil y un tropiezos en su preparación a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro. En su gira europea tuvieron que tomar 4 vuelos en 2 días, en aviones separados y con más de 10 horas de vuelo. Además, tuvieron que pasar más de 24 horas entre esperas, vuelos y conexiones para dirigirse de Estados Unidos a Rio de Janeiro, para la competencia olímpica, todo esto relatado por los propios jugadores. En julio de 2016, el gobierno nacional le daba a la selección de Dudamel un vuelo chárter para trasladar a sus jugadores desde Europa, a la doble fecha de eliminatorias sudamericana, y la reacción de los basquetbolistas no se hizo esperar: un equipo que le ha dado tantos resultados al país debe ver como otro equipo, sin la mitad de los galardones, se llena de beneficios.
¿Cuál es la lectura?
Para nadie es un secreto que vivimos en un mundo globalizado, y que un mundial de fútbol mueve más dinero que un mundial de voleibol. Que el Real Madrid vs Barcelona de fútbol puede generar cinco veces más atractivo mediáticamente que el mismo juego en baloncesto (si, ambos tienen equipos de basket, y se enfrentan con la misma pasión). Que veremos todos los años mundialistas el álbum Panini de barajitas del Mundial Masculino, pero no veremos ese mismo álbum de la categoría femenina. Vivimos en un mundo deportivo en donde el rey es el fútbol: un rey machista, anticuado (de los pocos deportes que no le da un paso claro a la tecnología), corrupto y capitalista.
Pero tenemos que entender que Venezuela no debe sumarse a esa espiral. Si hay tantos referentes en nuestro deporte que nos dan alegrías (los ya nombrados, y no hablé de Antonio Díaz en Kárate, Stefany Hernández en BMX, el Niño Linares en Boxeo, Coste en Apnea, Patricia Díaz en Tenis de Playa, y muchos otros más) ¿Por qué nos enfrascamos en el único equipo que no tiene la capacidad de darnos los triunfos que esperamos como nación?
Es increíble la cantidad de dinero que recibe la selección mayor de fútbol de Venezuela. En primas por convocados, en salario al DT, en vuelos, en publicidad, en giras y comodidades. Y los resultados no se ven en cancha: últimos en las eliminatorias, con 2 puntos de 27 posibles al sol de hoy. No pongo en tela de juicio el compromiso del jugador venezolano, ni sus ganas de que la realidad del equipo sea distinta. Lo que critico duramente es a la sociedad venezolana: ¿No viene siendo hora de darle un apoyo a quien si da resultados que el país necesita?
Imaginarme el fútbol femenino venezolano con el presupuesto destinado al fútbol masculino me da piel de gallina. Lamento pensar del hipotético caso de que ese avión chárter lo hubiese utilizado la selección de baloncesto en su traslado a Rio de Janeiro. Aún espero el día en que Deyna Castellanos sea una líder Maltín Polar, y su equipo sea un orgullo completo para la nación, sin el oportunismo como bandera. Deseo con el alma que la Liga de Voleibol Venezolano sea trasmitida con tanto ímpetu como se hace desde el pobre engramado de un Pachencho Romero tirado al olvido.
Siendo visceral, creo que debemos entender que la vinotinto debe volver a merecerse los “beneficios” que tiene; creo que hay otras selecciones que merecen la oportunidad de ser reconocidas en todos los ámbitos; y creo, por sobre todas las cosas, que no debe pegarnos en el ego el hecho de reconocer que no somos buenos en fútbol masculino, en cambio, considero que es un punto de partida para empezar a trabajar.