Forfeit o forfait: Eliminación de una competencia por ausencia o abandono. También puede producirse por retirada temprana de la misma.
La crisis, el caos y la desidia que reina en nuestro país no perdona a ninguna área de la sociedad, y el deporte no es la excepción. En anteriores ocasiones hemos hablado de la prioridad de apoyo y cobertura a deportes en Venezuela, y los sacrificios que han tenido que pasar para representar dignamente al país.Pero lo que ha sucedido en estos dos últimos meses escapa de todo esfuerzo, sacrificio y arduo trabajo.
La selección masculina de voleibol, parte de la representación de esgrima y el equipo de softbol masculino dieron forfeit en sus primeros encuentros en torneos internacionales. La representación nacional de Atletismo Sub20 no participó en el Sudamericano de Guyana. Y mientras escribo estas líneas, la selección femenina de voleibol acaba de confirmar su regreso a Caracas, tras dar doble forfeit en el Final Four en Australia. 5 forfeits en competencias internacionales en 2 meses, tres de ellos en voleibol.
Este artículo, además de la denuncia y la preocupación, quiere desnudar los fallos, la inconsciencia de no saber los procesos de los atletas de alto rendimiento, contrastado con políticas que han ido en alarmante descuido, que impactan directamente nuestro papel en el deporte mundial.
Los hechos y las razones
En el primer fin de semana junio, dos competencias tuvieron ausencias de las delegaciones venezolanas: La primera semana de La Liga Mundial de voleibol en Alemania, Venezuela pierde por forfeit ante Austria (2 de junio), atribuido a problemas con las reservas de boletos aéreos, y el Sudamericano Sub20 de atletismo en Guyana (3 y 4 de junio) cuya participación se canceló a última hora.
Tan sólo 10 días después, se celebra en Canadá el Panamericano de Esgrima. Por razones de logística de viaje (incluyen problemas de visado), el equipo de florete masculino, y dos féminas en espada, llegan tarde para sus respectivas competiciones en la cita americana. Dan forfeit, específicamente en la competición individual.
Canadá también es escenario del Mundial de Sóftbol Masculino, en el mes de julio. Venezuela cae por forfeit en el primer encuentro (7 de julio) contra Japón. Ocho peloteros lograron llegar a tiempo a Yukón, pero seis se quedaron en Aruba, esperando los pasaportes con la documentación para poder entrar al país norteamericano. El equipo pudo llegar a tiempo para poder competir en el segundo cotejo del torneo.
El voleibol femenino es el último evento. Después de tener comprar su uniforme en Camerún para poder jugar (7 de julio), llegar a última hora a Venezuela para jugar de local con rivales que ya tenían días en el país (14 de julio), clasificaron al Final Four en Australia. Las chicas, después de explorar todas las posibilidades de viaje, estuvieron en Sao Paulo esperando permisos de vuelos que no llegaron, dejando como resultado dos forfeits: uno en semifinales vs Australia, y el 3er lugar vs Francia. Mientras escribo estas líneas, vienen de regreso.
Para el Ministro del Deporte, Pedro Infante, “el problema económico es real. El no tener la disponibilidad de divisas, en la cantidad y el momento oportuno nos ha traído algunas dificultades. El voleibol no pudo salir a tiempo, también producto del bloqueo que hay con las aerolíneas internacionales para con Venezuela. Asumimos la responsabilidad sin ningún tipo de problema.” (publicado en Panorama, 11 de julio de 2017).
Desastre e irrespeto a la preparación del atleta
Una mala política pública puede destrozar por completo la preparación deportiva de un atleta. Parece tonto, pero hay que repetirlo: Competir en alto nivel no se reduce a llegar a la competencia. Hay que llegar a un espacio geográfico, con horario, clima, humedad y altura. Se llega a una sociedad con su gastronomía, cultura, rutinas y orden. Se llega a un estadio, una superficie, un entorno.
Los especialistas de la preparación deportiva indican que el atleta debe estar en la ciudad del torneo 72 horas antes de la competencia, especialmente en ciudades con diferencias importantes al sitio de origen. Además, la planificación de itinerarios y logística se hace con un margen de 48 horas del día de llegada al torneo.
Al no realizar el trabajo administrativo, la preparación del atleta se ve ridiculizada, manchada. El problema principal es el irrespeto al quehacer deportivo, al no llevar atletas 100% listos para la competencia. Eso incluye presupuesto, boletos aéreos, alojamiento, implementos y más. Representar al país va más allá de colocar una camisa con el nombre del país en su pecho, es saber que su preparación y desempeño impacta su identidad. Venezuela necesita ser tomada en serio. Y debe empezar a ser tomada en serio por sus propios dirigentes.
Lo que le queda al atleta venezolano, entonces, es hacer “la heróica”. Ganar a pesar de las circunstancias, ganar en base a un “talento nato” y esperar un mal desempeño del contrario. Hacer la película épica, donde el héroe va contra las dificultades y saca el resultado, para que regrese victorioso y poder decir que son “La Generación de Oro”.
“La Generación de Oro Rojito”
Más allá de cualquier posición política, es indudable el esfuerzo del gobierno de Chávez (y luego Maduro) en buscar un posicionamiento propagandístico, social y de poder a través del deporte. El especial cuidado por tener representaciones en torneos de élite fue política de Estado por mucho tiempo. Yo mismo he hablado del caso de Pastor Maldonado en Fórmula 1, la presión para que Muguruza sea jugadora con bandera venezolana, por decir dos casos.
Pero al caer el barril de petróleo, en cambiar las prioridades de poder y la crisis económica, el deporte no pudo sostener su misión propagandística gubernamental. El mito de “La Generación de Oro” (de lo que podemos hablar luego de manera específica) ha sufrido problemas de preparación, en toda índole. Que pena tener que decir que lo único que debe hacer la dirigencia nacional es garantizar una logística y planeación adecuada a un talento que no forma y, sin embargo, que eso también falle. Es un signo inequívoco de un modo de política que no tiene planificación ni estructura, sólo reacciona a lo que pasa.
Y, lamentablemente, esta política pública es un reflejo de lo que sucede en el país: Un gobierno desgastado, que no garantiza lo que promete y que minimiza los problemas (o que se los atribuye a factores externos). El deporte, como cualquier área de la nación, se ha visto debilitada por un gobierno que tiene el monopolio del apoyo económico y que depende de la lealtad para poder tener algún tipo de prioridad.
Esto seguirá pasando, y es una pena. Los atletas tienen cada vez menos vías para poder representar a un país que los maltrata, pero que los necesita.
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La crisis, el caos y la desidia que reina en nuestro país no perdona a ninguna área de la sociedad, y el deporte no es la excepción. En anteriores ocasiones hemos hablado de la prioridad de apoyo y cobertura a deportes en Venezuela, y los sacrificios que han tenido que pasar para representar dignamente al país.Pero lo que ha sucedido en estos dos últimos meses escapa de todo esfuerzo, sacrificio y arduo trabajo.
La selección masculina de voleibol, parte de la representación de esgrima y el equipo de softbol masculino dieron forfeit en sus primeros encuentros en torneos internacionales. La representación nacional de Atletismo Sub20 no participó en el Sudamericano de Guyana. Y mientras escribo estas líneas, la selección femenina de voleibol acaba de confirmar su regreso a Caracas, tras dar doble forfeit en el Final Four en Australia. 5 forfeits en competencias internacionales en 2 meses, tres de ellos en voleibol.
Este artículo, además de la denuncia y la preocupación, quiere desnudar los fallos, la inconsciencia de no saber los procesos de los atletas de alto rendimiento, contrastado con políticas que han ido en alarmante descuido, que impactan directamente nuestro papel en el deporte mundial.
Los hechos y las razones
En el primer fin de semana junio, dos competencias tuvieron ausencias de las delegaciones venezolanas: La primera semana de La Liga Mundial de voleibol en Alemania, Venezuela pierde por forfeit ante Austria (2 de junio), atribuido a problemas con las reservas de boletos aéreos, y el Sudamericano Sub20 de atletismo en Guyana (3 y 4 de junio) cuya participación se canceló a última hora.
Tan sólo 10 días después, se celebra en Canadá el Panamericano de Esgrima. Por razones de logística de viaje (incluyen problemas de visado), el equipo de florete masculino, y dos féminas en espada, llegan tarde para sus respectivas competiciones en la cita americana. Dan forfeit, específicamente en la competición individual.
Canadá también es escenario del Mundial de Sóftbol Masculino, en el mes de julio. Venezuela cae por forfeit en el primer encuentro (7 de julio) contra Japón. Ocho peloteros lograron llegar a tiempo a Yukón, pero seis se quedaron en Aruba, esperando los pasaportes con la documentación para poder entrar al país norteamericano. El equipo pudo llegar a tiempo para poder competir en el segundo cotejo del torneo.
El voleibol femenino es el último evento. Después de tener comprar su uniforme en Camerún para poder jugar (7 de julio), llegar a última hora a Venezuela para jugar de local con rivales que ya tenían días en el país (14 de julio), clasificaron al Final Four en Australia. Las chicas, después de explorar todas las posibilidades de viaje, estuvieron en Sao Paulo esperando permisos de vuelos que no llegaron, dejando como resultado dos forfeits: uno en semifinales vs Australia, y el 3er lugar vs Francia. Mientras escribo estas líneas, vienen de regreso.
Para el Ministro del Deporte, Pedro Infante, “el problema económico es real. El no tener la disponibilidad de divisas, en la cantidad y el momento oportuno nos ha traído algunas dificultades. El voleibol no pudo salir a tiempo, también producto del bloqueo que hay con las aerolíneas internacionales para con Venezuela. Asumimos la responsabilidad sin ningún tipo de problema.” (publicado en Panorama, 11 de julio de 2017).
Desastre e irrespeto a la preparación del atleta
Una mala política pública puede destrozar por completo la preparación deportiva de un atleta. Parece tonto, pero hay que repetirlo: Competir en alto nivel no se reduce a llegar a la competencia. Hay que llegar a un espacio geográfico, con horario, clima, humedad y altura. Se llega a una sociedad con su gastronomía, cultura, rutinas y orden. Se llega a un estadio, una superficie, un entorno.
Los especialistas de la preparación deportiva indican que el atleta debe estar en la ciudad del torneo 72 horas antes de la competencia, especialmente en ciudades con diferencias importantes al sitio de origen. Además, la planificación de itinerarios y logística se hace con un margen de 48 horas del día de llegada al torneo.
Al no realizar el trabajo administrativo, la preparación del atleta se ve ridiculizada, manchada. El problema principal es el irrespeto al quehacer deportivo, al no llevar atletas 100% listos para la competencia. Eso incluye presupuesto, boletos aéreos, alojamiento, implementos y más. Representar al país va más allá de colocar una camisa con el nombre del país en su pecho, es saber que su preparación y desempeño impacta su identidad. Venezuela necesita ser tomada en serio. Y debe empezar a ser tomada en serio por sus propios dirigentes.
Lo que le queda al atleta venezolano, entonces, es hacer “la heróica”. Ganar a pesar de las circunstancias, ganar en base a un “talento nato” y esperar un mal desempeño del contrario. Hacer la película épica, donde el héroe va contra las dificultades y saca el resultado, para que regrese victorioso y poder decir que son “La Generación de Oro”.
“La Generación de Oro Rojito”
Más allá de cualquier posición política, es indudable el esfuerzo del gobierno de Chávez (y luego Maduro) en buscar un posicionamiento propagandístico, social y de poder a través del deporte. El especial cuidado por tener representaciones en torneos de élite fue política de Estado por mucho tiempo. Yo mismo he hablado del caso de Pastor Maldonado en Fórmula 1, la presión para que Muguruza sea jugadora con bandera venezolana, por decir dos casos.
Pero al caer el barril de petróleo, en cambiar las prioridades de poder y la crisis económica, el deporte no pudo sostener su misión propagandística gubernamental. El mito de “La Generación de Oro” (de lo que podemos hablar luego de manera específica) ha sufrido problemas de preparación, en toda índole. Que pena tener que decir que lo único que debe hacer la dirigencia nacional es garantizar una logística y planeación adecuada a un talento que no forma y, sin embargo, que eso también falle. Es un signo inequívoco de un modo de política que no tiene planificación ni estructura, sólo reacciona a lo que pasa.
Y, lamentablemente, esta política pública es un reflejo de lo que sucede en el país: Un gobierno desgastado, que no garantiza lo que promete y que minimiza los problemas (o que se los atribuye a factores externos). El deporte, como cualquier área de la nación, se ha visto debilitada por un gobierno que tiene el monopolio del apoyo económico y que depende de la lealtad para poder tener algún tipo de prioridad.
Esto seguirá pasando, y es una pena. Los atletas tienen cada vez menos vías para poder representar a un país que los maltrata, pero que los necesita.
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